(cuatro)


Si tu conciencia fuera un hilo finito, finito, que se tensara enredada en ramitas húmedas, que se desprendiera de tu camisa preferida, y que atara tus muñecas detrás de la espalda, donde alguien conocido realiza algo desconocido para satisfacerte,
¿no querrías sentir esa madera, esa piel, ese retorcido estado?
¿no preferirías eso a pararte a esperar en una cola, a escuchar a cierta gente?


1 comentarios:

Juan Carlos Eberhardt dijo...

¡muy buenos trabajos!
muy expresivos un abrazo